En el cruce de la avenida Constitución con la calle Colombia estuvo la Casa Consistorial, un edificio colonial de dos pisos con aleros y unas ocho ventanas. Construida probablemente en 1555, justo tras la fundación de la ciudad, la Casa Consistorial fue la segunda edificación histórica construida en la época colonial, después de la basílica Catedral de Nuestra Señora del Socorro.

El Palacio Municipal de Valencia 01Este punto antes se llamó Esquina de Vilariño, Esquina de Principal y Esquina de El Tigre. En la Casa Consistorial funcionó el Cabildo de Valencia, y alguna vez se exhibió el escudo del rey Fernando VII, así como varios murales del pintor Pedro Castillo, abuelo de Arturo Michelena.

La Casa Consistorial estuvo en pie hasta 1926, cuando fue demolida por orden del presidente de Carabobo, Ramón H. Ramos, esposo de Berta González de Uslar, prima de Arturo Uslar Pietri. En su lugar se construyó el Palacio Municipal de Valencia, un edificio de arquitectura neoclásica que rompió con el estilo español que imperaba desde el inicio de la colonia, y ostentaba una cúpula en su esquina.

Allí el afamado escritor valenciano José Rafael Pocaterra aprovechó el discurso que fue invitado a pronunciar en la celebración de los cuatrocientos años de la ciudad para lanzar una crítica al dictador Marcos Pérez Jiménez, presente en el salón de sesiones del Palacio. Fue el último viaje de Pocaterra a Venezuela; poco después murió en Montreal.

Para Cariello el Palacio Municipal no tuvo una verdadera importancia histórica. “Es el que más recuerdan los valencianos por estar más cerca de estos tiempos, pero no es el más importante. Claro, era mucho más bello. La Casa Consistorial fue como gran parte de la arquitectura colonial: sencilla, mas no fea. La gente confunde eso”.

El Palacio Municipal de Valencia perduraría desde 1927 hasta el 16 de agosto de 1977, cuando fue demolido dentro del plan de construir un gran centro civil como el de Caracas, con torres de más de treinta pisos que ocuparían toda una manzana. “La maqueta fue exhibida en muchos lugares, pero hubo conflictos entre los historiadores que decían que el diseño, al ser modernista, desentonaba con el casco histórico y que, por el contrario, debían hacer una réplica. Pero los arquitectos decían que eso sería un falso histórico. Al final no se hizo nada”.

Lo que se hizo fue un estacionamiento, como muchos de los que se construyeron en la zona. Luego, en el siglo XXI, se levantó allí la sede de la Policía Municipal de Valencia, quitándole prestancia a la plaza con todo ese movimiento de reos y agentes entrando y saliendo de los calabozos. “Preferiría mil veces el estacionamiento que esa estación policial”.